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Número 36: Marzo - Abril 2005

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Estudio del Danubio muestra un nuevo
camino en los conflictos hidrográficos

Un nuevo estudio de la Universidad de Naciones Unidas revela los límites de las leyes internacionales ambientales, y el potencial de los métodos científicos para ayudar a resolver disputas entre países que comparten recursos acuíferos.

Después del colapso del comunismo en 1990, surgió una disputa entre Hungría y Eslovaquia, sobre el proyecto de una represa en el río Danubio. Esta fue la primera de su tipo en ser escuchada por la Corte Internacional de Justicia, y resaltó la dificultad de la Corte para resolver estos temas decisivamente.

The Danube: Environmental Monitoring of an International River es el examen más completo de la manera como fue manejada la contienda, y de las nuevas herramientas científicas, asi como el proceso político que fueron requeridos.

Los autores muestran cómo la ciencia sirvió de ayuda a la Corte Internacional. En lugar de determinar el caso en el acto, la Corte permitió a las partes llegar a un acuerdo en vista de las obligaciones de su tratado y los daños sufridos por cada uno de los países. Los científicos húngaros y eslovacos usaron monitoreo y evaluación ambiental conjuntos, para determinar y acordar la cantidad de impacto en el medio ambiente causado por la represa.

El libro muestra el monitoreo del medio ambiente y otras técnicas científicas, así como las herramientas políticas que pueden ayudar a lograr el manejo sostenido de los recursos acuíferos compartidos.

“Hay 17 países europeos directamente dependientes de las aguas del Danubio, por lo tanto hay un claro potencial de conflicto, si cualquiera de esos países actúa por su cuenta egoístamente”, dice el autor del libro Libor Jansky, alto funcionario del Programa Académico de la UNU. “La cooperación es el único camino para evitar disputas”.

Con 17 países usando las aguas del Danubio, la cooperación
es el único medio para evitar disputas.

“Los temas y soluciones no están restringidos a Europa,” añade el co-autor Masahiro Murakami, Profesor de Desarrollo Internacional en la Universidad Kochi de Tecnología en Japón. “Los gobiernos mundiales son cada vez más conscientes de que su desarrollo económico, social y ambiental depende del acceso a suministros de agua, y sin embargo, frecuentemente comparten los recursos acuíferos con otros países. Más conflictos sobre recursos acuíferos surgirán en la próxima década, si los países no encuentran medios para resolver sus irreconciliables demandas de este escaso recurso.’

El problemático proyecto Gabcikovo-Nagymaros comenzó en 1977, con un tratado entre Eslovaquia y Hungría para crear dos represas para electricidad, control de las crecidas y navegación en el Danubio. En 1989, Hungría suspendió y abandonó subsecuentemente el proyecto, alegando que su cumplimiento plantearía graves riesgos en el medio ambiente y amenazaba los recursos de agua de Budapest. Eslovaquia rechazó estos reclamos e insistió que Hungría cumpliera con las obligaciones del tratado. Más tarde, Eslovaquia creó un proyecto alternativo exclusivamente en su territorio, la operación ha tenido ciertos impactos adversos, alegan los húngaros, llevando el caso por mutuo consentimiento a la Corte Internacional.

El sistema de monitoreo instituido eventualmente por ambas naciones, a lo largo de 70 Km. de las amplias márgenes del río, es uno de los más intensos en el mundo; ambos lados han logrado acuerdos con expertos nacionales para controlar el monitoreo, los parámetros y sitios del mismo y la frecuencia de las muestras.

No obstante, para hacer mejor uso del sistema, los autores recomiendan a Hungría y a la república de Eslovaquia integrar su trabajo de monitoreo conjunto con el de la Comisión Internacional para la Protección Internacional del río Danubio. “Esta no es sólo una estrategia de optimización rentable sino también una necesidad en vista de las obligaciones para el manejo de aguas por ambos países, como resultado de su reciente ingreso a la Unión Europea”

Basado en las lecciones de este caso, ellos sugieren que el monitoreo conjunto de aguas internacionales necesita ser diseñado con objetivos científicos definidos más que con metas políticas, e integrarse en el marco de una amplia cuenca o monitoreo regional, intercambiando información y estructuras de toma de decisiones.

“La Ciencia puede proveer una base objetiva para la toma de decisiones pero las decisiones son inevitablemente basadas en juicios subjetivos de factores científicos, políticos, sociales y económicos, que a menudo van más allá de los límites de los estados afectados” dice la coautora y Asistente de investigación de la UNU, Navelina I. Pachova. “Esas limitaciones necesitan ser claramente reconocidas, si la ciencia tiene que contribuir efectivamente en el manejo internacional del agua”

Existen aproximadamente unas 300 cuencas de agua pura en el mundo que están situadas o atraviesan fronteras internacionales. Debido al crecimiento poblacional, la contaminación y la continua degradación, el riesgo de conflictos vinculados al agua pura está aumentando.

“La situación del Danubio entre Hungría y Eslovaquia representa un conflicto clásico sobre aguas y la forma cómo ha sido manejado representa un modelo para muchas naciones en circunstancias similares.”, dice Pachova. “El manejo de disputas acuíferas entre estados requiere mucho más que leyes internacionales - se necesita una cooperación real entre las partes involucradas, incluyendo valoraciones conjuntas en lo legal, técnico e impacto medioambiental.” 

 jansky@hq.unu.edu

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