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Desastre natural como estímulo para la cooperación regional
Por Ramesh Thakur
Si todo desafío es también simultáneamente una oportunidad, entonces la enormidad del desafío planteado por el devastador tsunami en la zona del Océano Indico ofrece una oportunidad visible para reconfigurar las relaciones regionales, dentro de un marco cooperativo conceptual para la seguridad humana. El terremoto en un país causó catastrófica pérdidas de vidas en muchos otros del perímetro del Océano
Indico.
Esto ayuda forzosamente a darnos cuenta que somos realmente una familia humana: Habitamos el mismo planeta tierra y construimos artificialmente enemistad y rivalidad basadas en conceptos competitivos y excluyentes de seguridad nacional, que pueden ser irrelevantes para la seguridad ciudadana frente a mayores y verdaderas amenazas a dicha
seguridad.
Uno espera que la escala de la tragedia compartida tendrá efectos catárticos y unificadores en los conflictos domésticos, por ejemplo en la provincia de Aceh y entre los Tamiles y el gobierno de Sri Lanka. La espontánea y calurosa generosidad de la población Tai que aún en medio de la tragedia de sus propias comunidades, ofreció muchos gestos amables de ayuda y apoyo a los extranjeros que estaban de vacaciones en sus playas ha sido
reconfortante.
El evento puede también ayudar a reorientar la atención pública y oficial de la India hacia el este. Washington ha decidido sensiblemente coordinar los esfuerzos para ayuda, rescate y socorro con los tres países de la región que tienen la considerable capacidad material para hacerlo: Australia, India y Japón.
La Segunda Guerra Mundial ha recordado a los hindúes la importancia de las rutas de comunicación marítimas en las proximidades del subcontinente hindú. Fue la capacidad de controlar oleadas que permitió el poder colonizador de los británicos. La India independiente es todavía capaz de mostrar la importancia estratégica enorme de las vías fluviales a su alrededor.
El Océano Índico cubre aproximadamente una quinta parte del área oceánica mundial con casi 50 países alrededor del litoral y de su zona interior. Enlazado tanto con el Atlántico como con el Océano Pacífico su importancia comercial, política y estratégica es vital para la India. La naturaleza peninsular de las costas de la India la expone a potenciales amenazas marítimas del este, oeste y sur. Además, están los territorios isleños: Andaman y Nicobar al este y el grupo Lakshadweep al oeste.
El poder marítimo permanece como una dimensión descuidada en los cálculos de defensa hindúes, puesto que sus preocupaciones centrales de seguridad son las fronteras territoriales con Pakistán y China. Las relaciones entre India y los países del sudeste asiático disminuyeron entre los 1960 a los 1980 por muchas razones. Las pretensiones de la India a un liderazgo continental y mundial fueron severamente afectadas por su derrota militar frente a China en 1962. Mientras que su orgullo se recuperó luego de la guerra de Bangla Desh en 1971, las estrechas relaciones militares con la Unión Soviética causaron persistentes ansiedades entre los países del sudeste asiático.
La conmoción petrolera de los años 1970 subrayó la necesidad para la India de buscar entregas seguras de petróleo a precios de los concesionarios. Nueva Delhi estaba también interesada en conseguir una parte del auge económico de los ricos estados petroleros de Medio Oriente, exportando a bajo precio mano de obra no calificada y trabajo semi-especializado.
Los años 70 señalaron el regreso de China como miembro respetado de la comunidad regional e internacional. Los estados miembros de la asociación de las naciones del sudeste asiático (ASEAN) dieron una mayor prioridad a sus relaciones internacionales con China en vez de la India. Sus sospechas por el no-alineamiento de la India, siendo desmedidamente acomodaticia con los intereses soviéticos fueron confirmadas en los 1980 por la relativa línea suave de Nueva Delhi ante la ocupación vietnamita de Camboya y la invasión soviética de Afganistán.
La retirada soviética de Afganistán en 1988, seguida por la retirada vietnamita de Camboya en 1989, removió estas tensiones políticas de las relaciones India-ASEAN. El colapso de la Unión Soviética aceleró la tendencia hacia una evaluación de la política hindú por sus propios méritos más que a través del prisma distorsionador de la Guerra Fría.
Hubo un mayor deseo en las capitales de las naciones del sudeste asiático (ASEAN) para aceptar las explicaciones defensivas a la modernización de las fuerzas hindúes en 1980. La India moderó también sus relaciones con la China y ubicó al sudeste asiático dentro de la jerarquía de sus relaciones internacionales políticas y económicas. Los países del sudeste asiático en cambio se volvieron relativamente más cautelosos con China como consecuencia del final de la Guerra Fría, el colapso de la Unión Soviética y la posibilidad de reducción de gastos militares de EE.UU. en la región Asia Pacífico.
A finales de 1980, India estaba comenzó a reorientar su política de Medio Oriente hacia el Sudeste asiático. El exceso de petróleo en 1980 y la consecuente caída de los precios del petróleo incrementaron la producción de petróleo por la India, la creencia que el galanteo a los países del Medio Oriente no había traído recompensas políticas convenientes, y la guerra de desgaste entre Irán e Irak, dos de los más importantes socios de la India en la región se combinaron para disminuir el significado relativo del Medio Oriente.
El éxito económico en la región Asia Pacífico volcó la atención de la India hacia esa dirección. El sudeste asiático incrementó su importancia, tanto como proveedor de bienes para la India así como un mercado alternativo para los productos hindúes. El comercio con las regiones del sudeste asiático ha crecido en volumen, valor y también en proporción al comercio total mundial de la india.
Los líderes del sudeste asiático esperan que el rápido desarrollo y liberalización de China e India con una medida de equivalencia logre que la India remueva el peso muerto de la cinta roja y regulaciones, e impida asimismo que la corrupción domine a ambos países. Ciertamente el fuerte crecimiento en ambos mega mercados ha significado un lastre para las economías regionales debido a las tempestades financieras de los últimos años.
La India se ha unido también a China en la firma de tratados de paz y amistad con los países asiáticos y explora la opción de tratados de libre comercio con ellos. Japón también está haciendo lo mismo.
La peculiar geografía de Asia meridional y del sudeste asiático le da a la India una mejor ubicación comercial y estratégica al estar ubicada entre las rutas marítimas que comunican Medio oriente y el este asiático. La unidad geográfica ha sido psicológicamente reforzada con la fuerza del tsunami, que se esparció tan rápidamente y poderosamente a lo largo y ancho del Océano Indico, y todo el camino a través de la costa oriental de África. Cuando incluimos a los miles de europeos que disfrutaban sus vacaciones en las placenteras playas en época de fiestas, nos damos cuenta cuán unidos están los otros continentes en esta tragedia.
La oportunidad está allí para EE.UU. Australia, Japón e India de asumir un liderazgo basado en la solidaridad humana, poner sus bienes al servicio de la humanidad arrasada a lo largo del círculo de fuego, y cooperar instalando un sistema de alarma de tsunami alrededor del Océano Indico. La tragedia es una prueba, si todavía necesitamos alguna, que el desarrollo y la seguridad son dos caras de la misma moneda. Esto ofrece también una rara oportunidad para las naciones pequeñas de pensar en los grandes y poderosos vecinos como amigos útiles y no como amenazadores matones del vecindario.
Ramesh Thakur es el vicerrector principal de la Universidad de las Naciones Unidas. Este comentario que apareció en el Daily Yomiur corresponde a sus opiniones personales./
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