COMMENT
Hacia un orden regional del mundo
por Luk Van Langenhove
A inicios del siglo XXI, estamos presenciando una transición del clásico orden mundial westfaliano (basado en estados soberanos), a un orden mundial, donde las regiones del mundo y sus organizaciones, tales como la Unión Europea, la Unión Africana, MERCOSUR, la Liga de Estados Árabes entre otras, cercanas a estados, están jugando un papel central en la gobernabilidad global.
Los procesos de integración regional están realmente afectando de manera creciente e incluso moldeando las relaciones internacionales. El comercio y la cooperación económica están cambiando los temas transfronterizos, y problemas como el manejo de las cuencas hidrográficas o el tráfico ilegal son tratados cada vez más a nivel regional supranacional. El número de arreglos de comercio regional notificado a la Organización Mundial del Comercio es un indicador significativo en esa tendencia, y en muchos casos la integración económica está relacionado con temas de paz y seguridad.
Sin embargo, no entraremos en algo como un orden mundial post-westfaliano, donde las naciones desaparezcan o se conviertan en irrelevantes. Por el contrario, los estados nacionales siguen siendo importantes para la identidad y gobernabilidad local. Por encima de todo, existen ahora muchos más estados que a inicios del siglo XX.
Pero el orden mundial Westfaliano se ha convertido en un sistema muy complejo, donde los estados no necesariamente actúan homogéneamente, donde hay otros actores globales como es el caso de las organizaciones regionales, y donde las interdependencias complejas antes que la simple causalidad lineal moldean el mundo.
Propongo llamar a este nuevo modelo el “orden regional del mundo”. Es un orden mundial neo-Westfaliano, como si se construyese todavía sobre las naciones, pero también complementado con el papel creciente de las regiones, así como de entidades geopolíticas con propiedades estatales Westfalianas.
Mientras tanto, el multilateralismo uno de los principios fundadores de las Naciones Unidas tiene sus propio problemas. Con el fin de la guerra fría, el funcionamiento de las Naciones Unidas y especialmente del Consejo de Seguridad se ha convertido en un reto por la expectativa para la toma de decisiones en orden mundial menos estable.
Desde el pasado once de setiembre vivimos en un período llamado “multilateralismo frustrado”, con una competición abierta entre dos modelos de gobernabilidad global: uno encabezado por Estados Unidos, llamado “movimiento unipolar” versus el “movimiento regionalista” dirigido por la Unión Europea.
Tanto al interior de las Naciones Unidas o en muchas naciones, dicha situación ha reforzado demandas para reconsiderar el multilateralismo y por un “aggiornamento” de las Naciones Unidas a las nuevas circunstancias internacionales. En setiembre del 2003, el Secretario General de las Naciones Unidas se dirigió a la Asamblea General y expuso dramáticamente que “hemos llegado a una bifurcación en el camino. Este puede ser un momento tan decisivo como 1945 cuando se fundaron las Naciones Unidas”.
Hoy en día, en la segunda mitad del 2004 se han dado un número de condiciones para crear la única ventana de oportunidades, que permita tomar una dirección en la bifurcación del camino y conduzca a un multilateralismo nuevo y eficiente.
Primero.- Hay signos en la política de los Estados Unidos hacia el multilateralismo y las Naciones Unidas están cambiando, y se espera que estos cambios continúen independientemente de quien ocupe la Casa Blanca el 2005. Segundo.- Existe una posibilidad de ratificación de la Constitución Europea que dará a la Unión Europea una personalidad legal y, por lo tanto, crear la primera organización regional, capaz y dispuesta a actuar como organización supranacional dentro del sistema de las Naciones Unidas.
Tercero.- Dentro del Consejo de Seguridad, Rumania ha iniciado durante la presidencia de julio del 2004, un nuevo debate acerca del papel de las regiones al interior del funcionamiento del Consejo de Seguridad. El 20 de julio, la Asamblea del Consejo de Seguridad discutió cómo fortalecer la cooperación entre las Naciones Unidas y las organizaciones regionales en procesos de estabilización. Era la segunda vez en la historia que las organizaciones regionales participaban en la Asamblea del Consejo de Seguridad y al parecer esta colaboración se intensificaría.
Cuarto.- El equipo de alto nivel en la reforma de Naciones Unidas presentará su informe al Secretario General en diciembre del 2004 y se espera que incluya propuestas para reformar el funcionamiento del Consejo de Seguridad.
La creciente conciencia de las amenazas por el constante mal funcionamiento del multilateralismo, junto con las oportunidades antes mencionadas han creado una posibilidad de política de cambio. Tales cambios necesitan ser estimulados con ideas.
En las recientes décadas, muchas ideas han sido formuladas tanto en las Naciones Unidas como en círculos académicos y políticos. Mientras continúa el progreso en muchas áreas como reformas en el mantenimiento de la paz de acuerdo al Reporte Brahimi del 2000, y mientras las reformas internas han tenidos resultados en la racionalización de las estructuras de las NNUU., el verdadero problema es la reforma institucional, especialmente en la composición y funcionamiento del Consejo de Seguridad.
Todos conocen los problemas: la membresía refleja el resultado de una guerra de hace más de 60 años y no del actual estado del mundo. Y el principio de un país un voto en la Asamblea General no refleja las diferencias de poder o el hecho de que los miembros de las NNUU no son iguales en términos de población, dimensiones geográficas o el producto nacional bruto. Tampoco el principio de soberanía refleja la actual evolución del aumento de integración y cooperación entre algunos países.
La clave principal para una reforma institucional apuntada a reforzar el multilateralismo es que se debe encontrar un camino para crear un equilibrio de poder entre los miembros de las NNUU y un equilibrio de responsabilidades y representación de la población de nuestro planeta. Semejante conjunto complejo de equilibrio no puede encontrarse si las propuestas de reforma continúan basadas en naciones que solamente construyen bloques de multilateralismo.
A fin de obtener un beneficio del actual escaparate de oportunidades, es necesario repensar de manera radical reconociendo que, junto a las naciones, existen regiones mundiales basadas en procesos de integración entre naciones y que juegan un papel estableciendo un efectivo multilateralismo. Puede ser que el futuro del multilateralismo sea la creación de un orden mundial basado en las relaciones que Bjorn Hettne, experto en relaciones internacionales, define como regionalismo multilateral o multregionalismo: un orden mundial que implica relaciones esquemáticas entre todas las organizaciones regionales, componiendo una forma de gobernabilidad global.
Considero que la integración regional y la emergencia del multiregionalismo tienen realmente el potencial para proveer con una nueva legitimidad de multilateralismo. Pero existe la necesidad de ser un foro global basado en el derecho internacional que permita a las regiones del mundo interactuar con otras y resolver sus disputas. La organización mundial podría convertirse en un foro de diálogo entre regiones.
He aquí los 5 elementos clave para que las NNUU estén basadas en un multi regionalismo:
1. Es necesario basarse en renovadas adherencias a los principios que las NU tienen como principal responsabilidad para mantener la paz y la seguridad, mientras que en concordancia con el capítulo VIII de la Carta de UN, nuevos papeles y responsabilidades necesitan desarrollarse para los arreglos regionales o agencias
2. El Consejo de Seguridad necesita convertirse en un foro híbrido compuesto de naciones que puedan ser consideradas como actores globales, junto con organizaciones regionales que agrupen a las otras naciones dentro de los actores globales.
3. Las NNUU necesitan aceptar organizaciones regionales como miembros íntegros que puedan actuar junto a las naciones en todas las agencias de las NNUU, y necesitan reconsiderar su propia estructura regional (las 5 comisiones regionales económicas) para que funcionen al lado de los regímenes regionales existentes
4. Las NNUU necesitan sostener activamente la integración regional entre sus miembros como un instrumento para el desarrollo económico y un instrumento para construir la paz, creando fondos para el desarrollo estructural regional y desarrollando mecanismos de asistencia.
5. La actual falta de recursos para las actividades de pacificación de NNUU necesita remediarse, estableciendo mecanismos de seguridad regional- global, donde no solamente las naciones sino también las organizaciones regionales deban compartir esta carga
Comprendiendo que el orden mundial multiregional no es utópico sino que comienza de la y que, próximas a las naciones, las regiones mundiales están convirtiéndose crecientemente en importantes herramientas de gobernabilidad global. Sin embargo, es necesario, un enorme pensamiento creativo e innovador basado en análisis cuidadoso de las dimensiones regionales de continuos conflictos y de cooperación existente entre las NNUU y las organizaciones regionales.
El reto coincide con la complejidad de un nuevo orden mundial emergente, cualquier propuesta para repensar el multilateralismo de manera tal que incorpore regionalismos, necesita ser flexible. Un sistema simplista de representaciones regionales que ubique las representaciones nacionales no funcionará. Y, por encima de todo, para que se convierta en políticamente viable, la idea de un orden mundial multiregional necesita ser ayudada y promovida por la sociedad civil. Teniendo en cuenta que este no es el caso, antiguas costumbres y o estructuras organizacionales no cambiarán y el mundo no se convertirá en un lugar más seguro para vivir.
Luk Van Langenhove es Director del Programa de investigación y entrenamiento de la UNU en
Estudios de Integración Comparativa
Regional (UNU-CRIS). Este ensayo apareció en una reciente edición de la
Crónica de las Naciones Unidas.
|