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IV. Programas de investigacion y formacion para el manejo de las zonas aridas de America Latina
La Sesión V comprendió una serie de presentaciones acerca de la situación existente en las áreas de formación e investigación en los paises lationoamericanos que cuentan con extensas regiones áridas.
El Dr. Braun informó sobre el estado poco alentador en la Argentina a pesar de la existencia de varios centros de investigación de la zona árida. El centro principal, IADIZA en Mendoza, tenia el apoyo de CONICET y de la Universidad de Cuyo, el Gobierno de la Provincia de Mendoza y, para actividades especificas, del Centro de Investigación y Formación en Ciencias Ambientales (CIFCA) y la Organización de los Estados Americanos (OEA). IADIZA contaba con una planta de 30 científicos que trabajaban en las regiones áridas y semiáridas del centro-oeste de la Argentina; sus programas abarcaban estudios botánicos, forestales, de fauna, geomorfología y suelos, meteorología y clima, manejo de cuencas, mejoramiento de pastizales, los problemas del ambiente humano y urbano, factores económicos y sociológicos. Otros centros de investigación de las regiones áridas incluían a La Riola y Tucumán, y, para la ingeniería de recursos naturales, Cuyo y R io Cuarto. Los problemas de la Patagonia, diferentes y particulares a esa región, se estudian en Puerto Madryn. También intervenia en estos trabajos el Instituto Nacional de Tecnologia Agropecuaria (INTA) que disponia de 15 estaciones experimentales en las regiones áridas y semiáridas; INTA aportaba fondos para trabajos sobre cultivos y para becas de perfeccionamiento.
El problema principal residía en la conexión entre investigación y prácticas de manejo; se necesitaba una mayor formación en extensión y en la transferencia de tecnología. Las actividades de extensión eran de responsabilidad del Gobierno central y de las autoridades provinciales, y la preparación en estas materias estaba principalmente en manos del INTA, a través de sus servicios de investigación y extensión.
En líneas generales, el Dr. Braun estimó que no se dedicaba una proporción adecuada de los recursos a la investigación para el manejo de las tierras áridas y semiáridas de la Argentina, y que Existía una falta de continuidad en la ayuda otorgada, tanto en relación al personal como a los medios económicos.
El Dr. Lailhacar informó que la investigación en el campo de las regiones áridas en Chile era companida entre universidades e institutos de investigación; sin embargo, recibía relativamente poca atención. sólo la Universidad del None, con su Instituto de Desarrollo del Desierto, y la Universidad de Chile, con el Programa de Zonas Aridas y Semiáridas (PRIZAS) tenían una participación importante. La Universidad de Chile recibía apoyo de OEC y de autoridades regionales. La investigación se concentraba aquí en el Norte Chico (IV Región, Coquimbo) donde la excesiva presión demográfica, cultivos itinerantes inadecuados, sobrepastoreo y desmontes agravados por el corte de leña para combustible, hab;an llevado a serios problemas de desertificación. Bajo un clima duro, la gente subsiste bajo condiciones de extrema pobreza, en panicular, las comunidades agrícolas ubicadas en terrenos marginales de las ex-haciendas. La investigación a nivel regional bajo el programa de PRIZAS se centra en el desarrollo de sistemas de pastoreo mejorados, con empleo de Atriplex spp. para ovinos y caprinos, y con el apoyo de estudios tales como las relaciones entre plantas, energía y agua, suelos, clima, ecología vegetal y animal, y análisis de sistemas. Los puntos más débiles se encuentran en las áreas de la economía y de estudios sociales, por ejemplo en vivienda, salud y educación. Anteriormente, los programas de investigación habían sido determinados por los científicos mismos en forma individual, pero a partir de 1980 se intentaría seguir un enfoque más coordinado y orientado hacia los principales problemas de la región. Otras instituciones que colaboraban con PRIZAS incluían a la sede de La Serena de la Universidad de Chile, y algunos departamentos de la sede de Valparaíso; unos 80 científicos en total. En enero de 1980 se realizó un importante Congreso Internacional de Zonas Aridas en La Serena donde se publicaron los resúmenes de unos 50 trabajos.
En la aplicación de los resultados de las investigaciones, la Corporación Nacional de Recursos Forestales (CONARF) habla realizado un trabajo considerable en la plantación de Atriplex; también colaboraban institutos nacionales tales como INIA y el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP). Se había apoyado a la Universidad de Chile para la adquisición de una propiedad para la investigación de pastizales en Las Cardas, cerca de La Serena.
La selección de proyectos de investigación efectivos, y la aplicación práctica de los resultados seguían siendo dos problemas principales. A pesar de un largo historial de preocupación por la investigación en problemas de la zona árida en Chile, una buena parte de los científicos que participaban en estas actividades hab;an sido formados en paises desarrollados y su trabajo se adaptaba mal o no ten;a suficiente relevancia para las condiciones chilenas y para los problemas regionales. Existía la necesidad de establecer un marco de referencia para determinar las prioridades en la investigación y para fortalecer el enfoque multidisciplinario hacia la solución de problemas. podían mencionarse dos tipos de problemas; uno, la falta de programas de estudios de postgrado en el área de zonas áridas en las universidades chilenas, y, dos, la falta de experiencia en la implementación de los resultados de las investigaciones. Los servicios de extensión agrícola existentes estaban en mala situación y se preocupaban principalmente del control de cultivos y de la ganadería.
El Dr. Correia se refirió a problemas similares que se presentaban en el Brasil. All;, la investigación básica era generalmente realizada por las universidades, y la investigación aplicada, por institutos de investigación y de planificación. La investigación universitaria tendía a estar muy compartimentalizada en departamentos de agronomía, biología, ecología, economía y sociología, y Existía poca investigación interdisciplinaria, o un acento no suficientemente fuerte en los problemas regionales. Los programas de ingenierfa agrícola en su propia universidad, la Universidad de Pernambuco, se dirigían principalmente a cultivos tales como la caña de azúcar y el cacao, porque éstos estaban ligados a oportunidades de empleo en el servicio público; algo similar ocurría en otras áreas de estudios profesionales. En general, existía mayor interés en las regiones costeras más húmedas que en el árido interior de la región la relativa importancia del área costera quedaba reflejada en la distribución de la población, ya que en sólo un 10% del área habitaban 17 millones, de un total de 30 millones. Por estas razones, sólo unos pocos estudiantes graduados quedaban finalmente trabajando en la región semiárida y lograban reunir alguna experiencia en sus problemas.
Organizaciones tales como SUDENE, la Comisión de Control de las Sequías y el Banco del Nordeste, se preocupaban por los problemas de la región semiárida. Sin embargo, su enfoque era generalmente sectorial, centrado en determinados cultivos tales como el algodón, y no desde una visión integrada, aunque SUDENE hab;a realizado trabajos en las áreas de crecimiento urbano y migración.
En el pasado, los programas de postgrado en geografía hab;an estado limitados a programas de maestría en las universidades de Rio de Janeiro y Sao Paulo; recientemente, dos universidades regionales habían comenzado a ofrecer una formación de postgrado relacionada con los problemas del Nordeste. En la Universidad de Pernamboco existía un programa de maestría en la Facultad de Ciencias Geográficas que comprend;a Geografía, ecología, Pedología y Cartografía, a partir de 1976. Este programa se organizó con miras al estudio de los problemas regionales y está apoyado por SUDENE y por of recimientos de trabajo para sus graduados en las agencias estatales de planificación. El curso que combinaba materias físicas y sociales hab;a encontrado tan buena acogida que se tuvo que limitar la matricula. Otras universidades estaban interesadas y hab;an comenzado a orientar sus programas en lineas similares. En 1981 comenzará un nuevo curso en la Universidad de Rio Grande do Norte, una región árida en un 90 %, y la Universidad de Pernambuco está prestando apoyo a esta iniciativa ya que no hay suficiente personal de alto nivel en Rio Grande do Norte. Se espera que en unos cinco o seis años, ese curso tenga un carácter similar al of recido en la Universidad de Pernambuco.
Estos parecen ser pasos en la buena dirección. Aunque el Noreste no es la región donde se toman las decisiones politicas y económicas más importantes, habitan en ella aproximadamente 30 millones de personas que tienen derecho a pedir la asignación de recursos del Gobierno Federal. Un problema para el desarrollo de facilidades para la formación reside en el fuerte control ejercido por el Ministerio de Educación sobre los cursos de postgrado, ya que las universidades brasileñas no son autónomas y las posibilidades para el desarrollo de estudios de postgrado se concentran alli donde están los recursos.
El Dr. Zavaleta declaró que el Perú contaba con una larga experiencia en los problemas de supervivencia bajo condiciones áridas. Las áreas más importantes en cuanto a producción agrícola en la zona árida estaban en los valles aluviales, donde se observaba una disminución de las tierras de cultivo bajo riego en las últimas décadas-de 64.000 a 54.000 hectáreas- lo que demostraba la falta de desarrollo de la zona.
Antes de 1960 existía sólo una universidad agraria en el Pera, la Universidad Nacional Agraria de La Molina, cerca de Lima, pero ahora se contaba con una serie de instituciones en la zona árida, en Lambayeque, Trujillo, Turma, Piura, Huasco, Huancayo, Huamança, Cuzco y Puno, que tenían programas de diversa índole acerca de los problemas de las regiones áridas.
No obstante, el desarrollo de la zona árida se encontraba estancado, debido en gran parte a problemas de tenencia de la tierra. La reforma agraria significó el cambio desde los latifundios productores de caña de azúcar, algodón y fruticultura, a tierras de propiedad comunitaria. Otros problemas estaban relacionados con la falta de servicios de extensión agrícola, insuficiente comunicación entre los investigadores, y falta de desarrollo de la investigación y publicación, debido a problemas ecnómicos en las universidades. Tampoco era satisfactoria la transferencia de los resultados de la investigación a su aplicación en el terreno.
Hablando desde el punto de vista de la experiencia en México, el Dr. Nava expresó que la formación e investigación para el manejo de las regiones áridas no respondía en general a las necesidades del medio ambiente. Esto podría atribuirse en gran medida a una excesiva especialización y a la falta de objetivos precisos existentes en las instituciones a cargo de la enseñanza agrícola superior en México. La formación no estaba dirigida a aprender cómo resolver problemas. Esto implicaba la necesidad de preguntarse cuáles eran los verdaderos problemas y requerimientos de las regiones áridas, pues sólo a partir de all; serta posible llegar a la formulación de estrategias apropiadas para el desarrollo y manejo de los recursos naturales.
El Dr. Nava subrayó que la educación tenia carácter de subsistema social que operaba dentro de un marco espacio temporal que debía tomar en cuenta las politicas regionales y nacionales del presente y del futuro. El cambiante mundo moderno requería una formación científica dirigida a la comprensión de las interrelaciones entre el hombre y sus recursos. En vista de la preocupación actual por el deterioro del ambiente rural y urbano a consecuencia de la aplicación de tecnologías transplantadas e inadecuadas, era necesario analizar la efectividad de los procesos de toma de decisiones relacionados con esta transferencia. Se notaba en la comunidad científica y tecnológica una desconcertante pasividad y actitudes divididas cuando se enfrentaba con tales decisiones.
Lo que se necesitaba obtener de las universidades era una formación ecológicamente apropiada en educación, investigación y extensión. Las relaciones entre universidad y sociedad no eran simplemente demagógicas sino debían basarse en la capacidad analítica para la preparación de profesionales para la toma de decisiones. Los problemas de los recursos naturales constituyen problemas de la sociedad misma y no se dividen en distintos campos de la ciencia. El hecho de que se encuentran envueltos una serie de factores significa que debe tratárseles como sistemas completos sobre una base interdisciplinaria, de otra manera se puede llegar a soluciones que no hacen más que aumentar la confusión existente. La educación tiene el doble papel de proporcionar una adecuada base científica, idealmente en más de una disciplina, y de entregar una visión global del problema a resolver eventualmente.
La tecnología constituye un poderoso instrumento para el mejoramiento de una sociedad, pero la transferencia tecnológica sólo tendrá éxito si responde al desafío de restructurar los sistemas integrales que son parte de una sociedad en tecnología: educación, salud pública y producción agrícola en sus variados aspectos, entre otros. El resultado va a depender de la capacidad e imaginación de las personas e instituciones claves encargadas de ciencia y tecnología, y el Dr. Nava consideraba como vital el papel autocritico y de autorrenovación de las universidades.
El concepto de la optimización de las investigaciones era difícil, dados los múltiples enfoques que podían existir en la mayoría de los problemas de investigación. Sin embargo, una combinación de estrategias tal como tenia lugar en un enfoque multidisciplinario, era frecuentemente efectiva. No obstante, las soluciones no eran nunca completas, ya que Existía diversidad en todos los ecosistemas. Consideraba que la formación en el uso de los recursos naturales deber;a ser dinámica, sistemática, interdisciplinaria, conectada con los factores sociales, e integrada con la planificación general para la sociedad.
En la breve discusión que siguió a estas presentaciones se estuvo de acuerdo en que hab;a quedado a la vista el carácter poco adecuado de la formación para atacar los problemas de las regiones áridas de América Latina, y también en que la investigación en general no estaba suficientemente ligada en forma estrecha a los productores y sus necesidades.